martes, 20 de diciembre de 2016

Quiero saberlo todo

El camino de la crianza de nuestros hijos está lleno de sorpresas, encuentros y alegrías, pero también de muchas dudas y preguntas.... Puede ser por momentos un camino placentero y relajado, pero también puede ser solitario y sobre exigido cuando intentamos saberlo todo, ser los padres perfectos y encontrar respuestas inmediatas a todas nuestras inquietudes.

Los padres no tenemos por qué saber todo, ni por qué conocer a nuestros hijos a la perfección (nadie conoce a otra persona al cien por ciento), cada niño es diferente y cada etapa del desarrollo también lo es. Sin embargo, a veces los adultos somos muy intolerantes a la duda porque ella nos genera angustia y quisiéramos tener respuestas inmediatas a todo lo que nos inquieta. Lo cierto es que los padres aprendemos a ser padres de la mano de nuestros hijos, crecemos con ellos y cada hijo nos enseña cosas distintas.

Los niños vienen al mundo con rasgos de personalidad, intensidades y ritmos que los hacen únicos. Conocerlos requiere de tiempo (mucho tiempo o quizá toda la vida), de estar receptivos y permeables a lo diferente, de tener capacidad para sorprendernos, de cometer errores y tratar de enmendarlos. 

Intentar "saberlo todo" deja muy poco espacio para mirar y aceptar a nuestro hijo tal cual es, sin etiquetas.... Nos volvemos rígidos e impermeables....

Si nos permitimos dudar y toleramos los sentimientos que el "no saber" trae consigo, se generará un espacio de apertura hacia lo más espontáneo e intuitivo, iremos poco a poco conociendo la originalidad de nuestros pequeños y encontrando respuestas. Este espacio es el silencio necesario para que surjan encuentros íntimos y creativos entre nosotros, y para que se construya la verdadera intimidad.


Minosha Casabonne
Psicóloga - Psicoterapeuta
Acunnare. Espacio para Padres

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