Una mamá nos cuenta:
Fui con mi hijo a comprarle sus útiles escolares y una mochila nueva para este año. También le compré algunas cosas para pintar que me pidió.
Mientras salíamos de la tienda con todas las
cosas pensé en decirle la típica frase cliché : “Amor, ¿qué se dice?” pero por
alguna razón preferí esperar. A los pocos segundos mi hijo me agarra la mano y
me dice : “ Mami, muchas gracias por todo lo que me has comprado, estoy feliz
con mis cosas".
En ese momento me di cuenta que valió la pena aguantarme las ganas de
reclamarle su agradecimiento y esperar un poco. Me emocionó mucho recibir su
agradecimiento sincero y genuino. Pensé de cuánto nos hubiéramos perdido los
dos si hubiera seguido con el típico: “¿Qué se dice?"
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El agradecimiento DE VERDAD no se aprende con la buena educación y las frases
clichés, éste se vive dentro de un vínculo de amor incondicional con los padres
que le hace sentir al niño una sensación positiva acerca de sí mismo y del
mundo en general, que es valorado y portador de cosas buenas. El agradecimiento
puede ser un sentimiento profundo hacia otra persona y hacia la vida, o bien se
puede convertir en un cliché, despojado de afecto y sentido, convirtiéndose en
algo que se dice "de la boca para afuera". Por supuesto, que parte de
nuestra labor como padres es educar y socializar a nuestros niños, enseñarles a
decir por favor y gracias, sin embargo, vale la pena que nos detengamos a
pensar ¿cómo es nuestro vínculo con ellos? porque solamente será a partir de
éste que los sentimientos cobrarán una dimensión genuina.
Minosha Casabonne
Psicóloga - Psicoterapeuta
Acunnare. Espacio para Padres
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