martes, 10 de febrero de 2015

Volver a clases

Imagen de siempremujer.com
Estamos a pocas semanas del final de las vacaciones. Esto afecta a padres e hijos de diferentes maneras. Por un lado, pensemos en los padres. Muchos estarán (pre)ocupados con la compra de uniformes, útiles, organizando movilidades, etc… Algunos estarán respirando aliviados porque sus chicos vuelven a la rutina del nido o del colegio y no tendrán la inquietud por tenerlos tanto en casa, por buscarles actividades, clases o talleres que los entretengan y los hagan “aprovechar” el tiempo libre. Otros padres quizás sentirán pena porque esta vuelta a la rutina significa que el tiempo extra que podían pasar con sus hijos acabó por ahora.

De otra parte, están nuestros hijos. Hay niños que puede que ya tengan ganas de volver a clases porque eso significa volver a ver a muchos de sus amigos, a profesores o profesoras, porque disfrutan de las diferentes actividades que tienen en el nido o colegio, porque disfrutan de aprender…Cambiar de año académico, también, significa que son más grandes y eso para muchos es algo emocionante. Por otro lado, habrá niños que estarán deseando que las vacaciones no acaben porque volver a clases les resulta pesado, están llenos de actividades, de horas de clases que parecen interminables, sienten que las tareas son difíciles, tienen compañeros o compañeras fastidiosos o profesores poco empáticos…

Volver a clases significa inevitablemente un cambio para grandes y chicos. ¿Cómo ayudar, entonces, a que fluya con tranquilidad? Hablemos con nuestros hijos y preguntémosles cómo se sienten. Acojamos lo que nos dicen entendiendo que aunque sean niños lo que les pasa es grande e importante. Si hay cambios que hacer en algunas rutinas empezar a hablar de ellos para que sean mejor recibidos. Por ejemplo, los horarios de acostarse y levantarse suelen tener que reacomodarse. Se puede ir retrocediendo en la hora de dormir poco a poco hasta llegar al horario que les permita a los chicos descansar lo suficiente para levantarse con el tiempo necesario para alistarse sin prisas. Cada familia irá haciendo los diferentes ajustes que sean necesarios.

Lo que no hay que olvidar es que las vacaciones son importantes para que los chicos puedan descansar, jugar, aburrirse, disfrutar de actividades de ocio y así recargarse para que al inicio de clases no lleguen cansados o sin ganas sintiendo que la exigencia no tiene cuándo acabar.

El tiempo desocupado no es un vacío que debe llenarse. Es lo que te permite reordenar de una manera creativa las demás cosas que están en tu mente.”  (Carl Honoré)
                                                                       
Mg. Marian Alvarez-Calderón
Psicóloga Clínica – Máster en Trabajo Clínico y Salud Mental

Miembro fundador de Acunnare Espacio para Padres

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