![]() |
Imagen de mamanatural |
Tener un
hermano puede ser una oportunidad privilegiada de crecimiento personal en la
cual nuestros hijos aprenden a compartir, a tolerar, a respetar.... Sin
embargo, también es una experiencia compleja (sobre todo al comienzo) en la que
se mueven muchos miedos y angustias en los niños. Por ello, si los padres los
acompañamos de manera empática, un hermano se puede convertir en un compañero
para toda la vida.
Los celos
y la rivalidad son parte natural de la relación entre hermanos. No obstante, el
nuevo bebé que al principio era un "invasor indeseable" para el
hermano mayor, con el paso del tiempo empieza a convertirse en una personita a
quién también amar y no solo celar. Los padres jugamos un rol fundamental en este
camino de ayudar a nuestros hijos a construir una relación de mutuo respeto,
confianza y cariño, donde los celos y las peleas no sean lo que prime
necesariamente en su día a día.
Hay algunas cosas que son importantes que tomemos en
cuenta:
- El hecho de que dos niños sean hijos de los mismos
padres no quiere decir que son iguales. Cada ser humano es único y necesita ser
reconocido y respetado en su individualidad. Muchas veces los padres cometemos
el error de pensar que como son hermanos tienen que hacer todo igualito
(vestirse igual, hacer las mismas actividades, tener los mismos gustos). Cuando
igualamos a nuestros hijos los privamos de la oportunidad de desarrollarse
dentro de su propia originalidad y disfrutar de ella. Ojo, diferentes no significa
opuestos tampoco, significa diferentes!
- Pensemos
en estos comentarios cotidianos: "Chicos a ver quién come más rápido
", "Tu hermano te está ganando". Estos comentarios lo único que
hacen es compararlos, así como promover la rivalidad y la competencia entre
ellos. Cada niño tiene su ritmo, es importante que lo respetemos.
- Es muy
necesario que podamos tener tiempo a solas con cada uno de nuestros hijos. A
veces, en la acelerada rutina de hoy, es complicado hacerlo pero el esfuerzo
realmente vale la pena ya que los reafirma en el hecho de que cada uno tiene y
tendrá siempre su propio lugar en nuestras mentes y en nuestros corazones. Esto
los tranquiliza y les da mucha seguridad.
Finalmente,
tengamos en cuenta que es natural sentir celos, rivalidad, rabia, etc... en
determinados momentos de la vida. Por ello, la mejor manera de ayudar a
nuestros hijos a transitar por estos sentimientos es acogiéndolos y
escuchándolos con calidez y empatía.
Minosha Casabonne
Psicóloga - Psicoterapeuta
Miembro fundador de Espacio. Para Padres
No hay comentarios:
Publicar un comentario