jueves, 10 de abril de 2014

¿Lo querré igual?

Imagen de Evolución y Neurociencias
Cuando están a la espera de su segundo hijo, muchos papas y mamás se preguntan "¿podré quererlo igual que al primero?", "¿podré sentir lo mismo que siento por el otro?", "es imposible sentir algo igual".

Al nacer nuestro primer hijo nos sentimos totalmente enamoradas de él, todo nos sorprende, nos parecen fantásticos sus logros, su personalidad, su picardía; tanto que nos resulta inimaginable poder sentir algo igual por alguien más. 

Las personas, algunas veces tendemos a pensar que las cosas tienen que ser iguales.  Es como si nos costara imaginar que cada experiencia es distinta, que nos llega en momentos diferentes de la vida y que una vivencia nunca es igual a la anterior. En algunos casos nuestra mente hace una extraña ecuación que dice así: “Si no es igual es peor”. Sin embargo, lo cierto es que diferente no es mejor ni peor es ¡únicamente diferente! Las personas somos todas distintas, llegamos al mundo con una carga genética y un carácter predeterminado desde la concepción, nos relacionamos y sentimos la vida de manera distinta. De la misma manera, lo que nos genere cada hijo será distinto y nuestra manera de relacionarnos con ellos también lo será, nunca será igual.

Con nuestro primer hijo descubrimos una forma de amar que era desconocida hasta ese momento. Lo mismo sucede con el segundo y con el tercero.... Quizá una de las cosas más maravillosas que este camino de la maternidad / paternidad nos enseña es cuán inimaginablemente grande puede ser el corazón y cuántos colores puede tener el amor.

Minosha Casabonne
Psicóloga - Psicoterapeuta

Miembro fundador de Acunnare Espacio para Padres

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