¿Todos
somos ganadores? Pensando en la competencia y la frustración en los niños
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Imagen de tuhijo.com |
Los niños, a
partir de los 4 o 5 años, como parte de su desarrollo, empiezan a interesarse
más por los juegos de competencia que los puede llevar a compararse con los
otros en diferentes aspectos: “Mi espada es más grande”; “Yo soy la más alta de
mi clase”; “Yo puedo correr más rápido que Fulanito”. Por su parte, hay muchos
padres (y otros cuidadores) que comparan a sus niños: quién caminó o habló
antes, quién ya duerme toda la noche, quién dejó el pañal antes, quién va a más
clases, etc. En los nidos y colegios se valora mucho el rendimiento académico y
deportivo. Por otro lado, actualmente vemos una tendencia que busca evitar la
frustración y las comparaciones diciendo que “todos somos ganadores” o que “lo
importante es participar”. Pero ¿no es esto un poco confuso?A lo largo de la
vida, las personas tenemos logros y fracasos, aciertos y equivocaciones. A
veces, los padres pensamos que dejar ganar a nuestros hijos o hacer las cosas
por ellos son formas de protegerlos. La realidad es que evitarles la
frustración (o frustrarlos en exceso) no los prepara para lidiar con ella más adelante. La frustración es parte de la vida y la mejor forma de aprender a
manejarla es viviéndola en pequeñas dosis.
Nuestros hijos
aprenden del mundo y de cómo relacionarse con los otros a través del vínculo
con nosotros. Si, por ejemplo, vivimos exigiéndonos y exigiéndoles es muy
probable que ellos sean iguales consigo mismos y con el resto. En ese caso
podría suceder que enfrentarse a un fracaso o un resultado adverso les haga
sentir incompetentes, o bien, pensar que alguien ha hecho trampa. ¿Cómo ayudarlos a
entender y aprender de la experiencia? Siendo empáticos, hablando de cómo hay
cosas que nos van a salir mejor porque somos más hábiles, o tuvimos más suerte,
por ejemplo, y que el hecho de que no ganemos o seamos los mejores en algo no
significa que seamos malos o los peores. Finalmente, hay casos en los que uno
puede mejorar o ganar (o no) y es posible que si otro es mejor que nosotros en
algo podamos alegrarnos por el otro y con el otro. ¿Cuál es su experiencia?
Marian Alvarez-Calderón
Psicóloga Clínica – Máster en Trabajo Clínico y Salud Mental
Miembro fundador de Acunnare Espacio para Padres
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