Un par de niños están jugando en el parque,
resbalándose por el tobagán, columpiándose, jugando con la arena. Dos mamás (o
nanas) los persiguen de rato en rato con una fruta o sándwich para que coman.
Los niños abren la boca y comen pero no parecen muy interesados, se ven más
concentrados en jugar. ¿Si tuvieran hambre no lo comunicarían de alguna manera?
Los adultos podemos estar más pendientes de
lo que “hay que hacer”: cambiarles el pañal, llevarlos a bañar, prepararlos
para salir, darles de comer, regresar a la casa…y pensamos que lo que pueda
estar haciendo el niño no es tan importante como lo que “hay que hacer”. Lo que
puede pasar, entonces, es que les ponemos la comida en la boca, los levantamos
del suelo para cambiarlos o bañarlos, los cogemos de pronto para irnos, etc.
Luego ocurre que el niño no quiere, no hace caso a lo que se le dice, llora,
patalea…
En algunos casos podemos avisarles un rato
antes lo que se va o tiene que hacer (ej. en 5 minutos vamos a (irnos, bañarte,
cambiarte, etc.), en otros casos podemos esperar a que ellos vengan a nosotros
y nos digan que necesitan ir al baño, que tienen hambre, que tienen frío…El
momento de juego es muy importante para el niño, es un momento de aprendizaje,
de diversión, de elaboración, de tranquilidad, de aprender a estar solo y de
muchas otras cosas. Valoremos ese momento tan especial y confiemos en que
nuestros niños tienen formas de comunicarnos lo que necesitan. A veces, lo que
“hay que hacer” puede esperar un ratito…
Marian
Alvarez-Calderón
Psicóloga
Clínica – Máster en Trabajo Clínico y Salud Mental
Miembro
fundador de Acunnare Espacio para Padres
No hay comentarios:
Publicar un comentario