viernes, 24 de enero de 2014

El embarazo: tiempo de adaptación física y emocional


La maternidad hace que afloren muchas ideas y sentimientos. Se puede pensar en diferentes aspectos que cambian en la vida de una mujer una vez que sale embarazada. Cambia el cuerpo, cambia la mente, cambian las relaciones, cambian los roles. Son muchos cambios y esto significa que una sienta que pierde su equilibrio por momentos, que se cuestione si podrá hacer las cosas lo suficientemente bien para que el bebé se desarrolle lo mejor posible. En este contexto surgen muchas preguntas: ¿qué pasará con mi cuerpo? ¿Qué pasará con mi relación de pareja? ¿Qué pasará con mi trabajo? ¿Qué tipo de madre seré? ¿Cómo será este bebé? Y mientras nos hacemos todas estas preguntas nos damos cuenta de que empezamos a tener más curiosidad por los bebés de otras personas, y por la experiencia de otras mamás en este mundo que parece desconocido y misterioso.

Imagen de Nosotros.com
En algunos casos queremos buscar toda la información disponible acerca del tema lo cual nos podría dejar con la sensación de que hay mucho que saber, aprender…mucha teoría que no estamos seguras si sabremos cómo aplicar. Incluso nos podríamos sentir confundidas por la gran diversidad de información, además de los consejos y tips que nos ofrecen constantemente familiares, amigos y hasta desconocidos. En otros casos decidimos guiarnos por la educación que recibimos de nuestros padres y cuidadores ya que, finalmente, “tan mal no salimos”, como dirían algunos. Hay quienes opinan que lo mejor es probar hacer las cosas de una manera diferente a cómo fue con ellos mismos. Incluso si ya tenemos un hijo y sentimos que contamos con experiencia previa nos encontramos preguntándonos cómo haremos para organizarnos con más de un niño o si nos funcionará lo que hacíamos con el primer bebé. En otras palabras, un embarazo hace que se remuevan muchas cosas en nosotros. Todo esto supone una adaptación física y emocional.

Paso a paso

Los primeros meses de embarazo son, para algunas mujeres, difíciles por el malestar que traen los cambios hormonales. Esta incomodidad y el hecho de que aún no se note a nuestros ojos que hay un bebé en desarrollo hacen que tengamos muchos sentimientos encontrados. Esto es perfectamente normal. El segundo trimestre suele ser el momento en que una se siente mejor porque el malestar disminuye o desaparece, y además, ya hay una evidencia física del embarazo (la barriga empieza a notarse y se sienten las primeras pataditas) así que ya se experimenta como algo real. Hacia el último trimestre, la incomodidad se hace mayor y a esto se suma la emoción y los miedos respecto al nacimiento del bebé y lo que vendrá después.

Cuando nos encontramos con situaciones que implican cambios importantes y en las que experimentamos emociones tan variadas (miedo, ansiedad, alegría, vulnerabilidad, ilusión), muchas veces, sentimos que necesitamos depender un poco más o tener el apoyo de alguien. El hecho de convertirse en mamá hace que una mujer sienta mayor curiosidad e interés por su propia madre. Es así que puede buscar pasar más tiempo con ella para que la ayude con los preparativos, para que le hable de cómo fue cuando ella era chica, para que le cuente sobre su propia experiencia. Se puede acudir, también, a las amigas que son mamás por tener una vivencia más cercana en el tiempo. Tener a otras mujeres que son mamás puede ser de gran ayuda para compartir cómo nos sentimos, nuestras dudas e inquietudes, pero también nuestra emoción. Saber que otras personas se han sentido igual que nosotras en algún momento nos permite tranquilizarnos y no pensar que somos una suerte de bicho raro.


La importancia del padre durante el embarazo

En todo este proceso la figura del padre resulta muy importante. Para los hombres el embarazo de su pareja también significa cuestionarse y preguntarse muchas cosas: ¿qué tipo de padre seré? ¿Qué pasará con mi relación de pareja? ¿Seré un buen proveedor? Ellos también sufren cambios en su identidad y deben vivir su propia adaptación para asumir su nuevo rol paterno. Puesto que el embarazo es algo que la mujer vive físicamente está íntimamente involucrada, en tanto que el hombre es un observador del proceso. Por ello resulta necesario que la pareja pueda encontrar momentos para hablar sobre cómo se siente cada uno respecto de la llegada del bebé, sobre sus miedos e inseguridades, sobre los diferentes estilos que pueden tener para hacer las cosas ya que cada uno tiene sus propias ideas, su propia historia y ha sido criado de manera distinta.

Una forma de involucrar al hombre en el embarazo es que vaya a los controles médicos, particularmente, cuando habrá una ecografía ya que así puede escuchar los latidos, y ver a su bebé en formación. A medida que la barriga de su pareja va creciendo, puede sentir las pataditas. Hay hombres que se identifican tanto con sus parejas que incluso pueden llegar a sentir náuseas, querer ser mimados con antojitos o cuidados especiales. Estas son formas que les permiten tener una vivencia más cercana del proceso.  

Luego del nacimiento, la madre necesitará ayuda para poder dedicarse con tranquilidad a su bebé. En este sentido será importante que permita la participación del padre en algunos cuidados del bebé ya que, de lo contrario, éste puede sentirse dejado de lado. Muchas veces la nueva mamá piensa que el papá no está haciendo las cosas suficientemente bien y, sin darse cuenta,  hace que éste pierda la iniciativa de ayudar. La realidad es que el papá se siente, probablemente, tan inseguro como ella. Lo que debemos saber es que los hombres tienen su propia forma de hacer las cosas que, en muchos casos, no es ni buena ni mala, solo diferente. Si los criticamos constantemente en sus esfuerzos por ayudar se alejarán poco a poco al sentir que no hay nada que puedan hacer bien y que es mejor que nosotras nos ocupemos. Ello luego nos dejará más solas y cargadas de trabajo.

Imagen de GuiaInfantil.com
 El tiempo que dura el embarazo no solo es el momento en el que el bebé se va formando, también es el tiempo en el que los futuros padres van gestando en sus mentes su nuevo rol. Todo esto implica que sientan muchas cosas y que necesiten compartir lo que van pensando y sintiendo tal que se acompañen y dependan el uno del otro en este proceso. Los cambios pueden ser momentos en que perdemos el equilibrio y ello nos hace sentir inseguros, pero también pueden ser oportunidades de crecimiento y disfrute, de darnos cuenta de que podemos hacer más de lo que pensamos. En estas situaciones el apoyo de alguien que nos escuche, que nos diga que lo que sentimos es normal y pasará, que nos ofrezca (sin imponer) cierta información que pueda servirnos, que nos engría un poco, o que nos ayude con tareas específicas pueden ser suficientes para calmar nuestra ansiedad, para así permitir que nos relajemos y disfrutemos.    



Marian Alvarez-Calderón
Psicóloga Clínica – Máster en Trabajo Clínico y Salud Mental
Miembro fundador de Acunnare Espacio para Padres

Artículo publicado en revista Mundo Celeste, Edición 59, Agosto 2013





   

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