A lo largo de su
desarrollo, los niños se sirven de diferentes formas para ir elaborando una
serie de sentimientos (miedo, rabia, angustia, ansiedad), así como impulsos o
preocupaciones. El juego es, por excelencia, la manera principal en que se
entretienen, aprenden del mundo y de sí mismos. Por otro lado, los cuentos de
hadas e historias de diferentes tipos son otras fuentes de aprendizaje, elaboración
y disfrute. Tanto en el juego como en los cuentos que leen o que les cuentan,
los niños entran en un mundo de fantasía en donde hay diferentes personajes con
características variadas e historias que pueden cambiar en cuanto a la trama y el
final. Y en ambos casos el niño tiene la posibilidad de ir elaborando
frustraciones que también existen en su vida cotidiana, dentro de un contexto
en el que puede controlar lo que pasa, decidir si quiere retroceder un poco,
empezar de nuevo, saltarse una parte, o bien, escoger cuándo parar.
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Imagen de Abc |
Para los padres,
leerles o contarles un cuento a sus hijos puede ser, también, un momento de
encuentro e intercambio, de relajarse juntos, y formar parte de la rutina
previa a la hora de dormir, es decir, de entrar al mundo de los sueños y la
fantasía. Francois Vallaeys, un conocido cuentacuentos, comentó que “los cuentos no están hechos para dormir a
los niños, sino para despertar a los adultos”. En este sentido, se puede
decir que el tipo de historia que nos pide o escoge el niño nos puede dar una indicación
de qué clase de angustias o preocupaciones está buscando entender y calmar. Por
ello es importante, también, estar atentos a que los cuentos que ofrezcamos sean
apropiados para su edad, momento de desarrollo, capacidad de comprensión...y
que a ellos les provoque escucharlos! Hay cuentos que los niños quieren
escuchar una y otra (y otra y otra) vez, en tanto que hay otros que no quieren
ni siquiera terminar de leer. Todo esto tiene que ver con qué tanto el cuento
excita su curiosidad, es parte de algo que está necesitando elaborar (y por
ello necesita de la repetición), o bien que le asusta o angustia mucho.
Actualmente,
encontramos no solo los cuentos de hadas que suceden en lugares remotos y
épocas lejanas, y que enseñan poco sobre las condiciones específicas de la vida
moderna (tal es el caso de la Caperucita Roja, Los tres chanchitos, La
Cenicienta, entre otros). Encontramos, también, libros e historias que han sido
elaboradas pensando en temas específicos (por ejemplo, la llegada de un hermano,
dejar el pañal, ir al médico, mamá vuelve al trabajo, etc.). En el caso de los
cuentos clásicos no fueron creados pensando en un público infantil por tener
raíces populares. Sin embargo, las adaptaciones los han hecho cada vez más
accesibles a los niños. Sus temáticas son universales lo cual ha permitido que
perduren en el tiempo. Así grafican, por ejemplo, el miedo a ser devorado, a
perderse, a que mueran los padres, o el deseo de ser fuerte y poderoso. De otra
parte, los cuentos actuales han sido pensados específicamente para niños
apuntando, en muchos casos, a una finalidad concreta y determinada por lo cual existiría
el riesgo de que luego de un tiempo ya no se adecúen al contexto cultural,
social o emocional del público infantil.
Una ventaja de
los cuentos clásicos es que, al ser de épocas pasadas y tierras lejanas,
permiten que se vayan descubriendo e interpretando los símbolos dentro de los
personajes y otros elementos de las historias; y ofrecen la esperanza de un final
feliz. A través de los personajes los niños van descubriendo por sí mismos
aspectos tales como la justicia, la fidelidad, el amor o la valentía. Algunos
de los cuentos actuales muestran personajes más realistas que plantean
situaciones concretas que el niño podría reconocer con mucha facilidad. Esto
estimularía un poco menos la fantasía del niño ya que el paralelo con la
realidad es muy directo. Por ello también es recomendable que los adultos no
expliquen de qué se trata el cuento sino que dejen que sea el niño quien pueda
encontrar sus propios significados.
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Imagen de Biblioteca Recreativa Fagro |
En términos generales,
lo importante de muchos cuentos es que los niños encuentren situaciones en las
que se puedan reflejar y pensar “eso también me pasa a mí”, o encontrar
personajes con los que se puedan identificar. En los cuentos de hadas suele
haber los muy buenos o los muy malos pero el bien siempre triunfa, el malo es “castigado”
o recapacita y se vuelve bueno. Ello grafica la coexistencia de dos lados en
cada uno de nosotros. Hay situaciones en las que se enfrentan retos por lo cual
el mensaje es que la lucha contra las dificultades de la vida es inevitable
pero si uno no huye sino que se enfrenta a ellas se puede llegar a tener éxito
o ser feliz.
La presencia de
hadas que ayudan a los personajes, o que estos logran salvarse le da la
tranquilidad al niño de que sus papás/hadas siempre lo protegerán de cualquier
mal. Los cuentos con brujas, ogros o monstruos materializan miedos, agresión o
angustias de una forma que asusta menos y permite que a partir de los
personajes el niño pueda sentir que no hace daño ni destruye con tales
sentimientos o impulsos.
Algunas
temáticas habituales en los cuentos son perderse y encontrar el camino de
regreso, tener voluntad y constancia, decir la verdad, explicar lo que se
siente, resolver problemas, superar retos, ser valiente a pesar del miedo,
lidiar con la frustración, aprender nuevas habilidades, entre otras.
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Imagen de Biblioteca Recreativa Fagro |
Los cuentos
permiten que los niños compartan tiempo en compañía de sus padres o cuidadores
principales con lo cual pueden conversar sobre lo que les gusta, disgusta o sus
preocupaciones; desarrollan el gusto por la lectura. Escuchar las historias les
estimula la fantasía y la imaginación, ayuda a desarrollar su intelecto,
aprender nuevas palabras, reconocer y aprender a nombrar sus emociones,
elaborar ansiedades, temores, angustias y deseos, reconocer dificultades al
mismo tiempo que se sugieren soluciones o plantean herramientas para los
problemas. No es solo un aprendizaje a nivel cognitivo, el niño también aprende
sobre sus propios conflictos internos, cómo entender y lidiar con las
frustraciones de su vida, sobre la relación con los otros… En otras palabras,
se trata de una experiencia en la que se aprende muchísimo en distintos
niveles.
Bruno
Bettelheim, psicoanalista que examina algunos de los cuentos de hadas más
conocidos, resume las funciones más importantes de estos, “A medida que entretiene al niño, el cuento de hadas esclarece aspectos
de sí mismo y promueve el desarrollo de su personalidad. Ofrece significado en
tantos niveles, y enriquece la existencia del niño de tantas formas, que ningún
libro por sí solo puede hacer justicia a la multitud y diversidad de
contribuciones que tales historias hacen en la vida de un niño”.
¡¡Y colorín
colorado este cuento se ha acabado!!
Marian Alvarez-Calderón
Psicóloga Clínica - Máster en Trabajo
Clínico y Salud Mental
Miembro fundador de
Acunnare Espacio para Padres
Artículo publicado en la
revista Dientes de Leche, Edición 3 (2013)