Hay niños inquietos, niños
coquetos, otros más serios. Hay niños impulsivos, otros más contenidos. Hay
niños intolerantes, hay niños más intensos y los hay también más calmados. Hay
niños sociables, otros lo son menos. Hay niños aventureros, otros que prefieren
lo conocido, hay niños ocurrentes, otros que son más serios...
La crianza de los hijos nos
enfrenta a grandes complejidades pero quizá la mayor de ellas sea la de
respetar su individualidad y ritmos propios, sin imponerles todo el tiempo
nuestras expectativas, gustos y deseos. Vivimos en una sociedad a la que le
cuesta respetar y tolerar la diferencia, donde muchas veces se estandariza la
infancia y a los niños, buscando que todos hagan lo mismo, al mismo ritmo, de
la misma forma. Se está pasando por alto
lo más innato y genuino del ser humano: su propia individualidad.
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Imagen de grupodiezeaexpresionplasticayvisual.blogspot.com/ |
Los niños no son un pedazo
de plastilina que los adultos moldeamos, como se pensaba antes. Quizá si nos
planteamos la crianza como el reto de acompañar a nuestros hijos sin tanta
exigencia de que sean como nosotros deseamos que sean, será más fácil disfrutar
y enriquecernos de los momentos juntos, y de recorrer con libertad este camino
de crecer como padres, como hijos, como seres humanos...
Minosha Casabonne
Psicóloga - Psicoterapeuta
Miembro fundador de Acunnare. Espacio para
Padres