martes, 29 de abril de 2014

Un hermano: compañero para toda la vida

Imagen de mamanatural
Tener un hermano puede ser una oportunidad privilegiada de crecimiento personal en la cual nuestros hijos aprenden a compartir, a tolerar, a respetar.... Sin embargo, también es una experiencia compleja (sobre todo al comienzo) en la que se mueven muchos miedos y angustias en los niños. Por ello, si los padres los acompañamos de manera empática, un hermano se puede convertir en un compañero para toda la vida.

Los celos y la rivalidad son parte natural de la relación entre hermanos. No obstante, el nuevo bebé que al principio era un "invasor indeseable" para el hermano mayor, con el paso del tiempo empieza a convertirse en una personita a quién también amar y no solo celar. Los padres jugamos un rol fundamental en este camino de ayudar a nuestros hijos a construir una relación de mutuo respeto, confianza y cariño, donde los celos y las peleas no sean lo que prime necesariamente en su día a día.

Hay algunas cosas que son importantes que tomemos en cuenta:

- El hecho de que dos niños sean hijos de los mismos padres no quiere decir que son iguales. Cada ser humano es único y necesita ser reconocido y respetado en su individualidad. Muchas veces los padres cometemos el error de pensar que como son hermanos tienen que hacer todo igualito (vestirse igual, hacer las mismas actividades, tener los mismos gustos). Cuando igualamos a nuestros hijos los privamos de la oportunidad de desarrollarse dentro de su propia originalidad y disfrutar de ella. Ojo, diferentes no significa opuestos tampoco, significa diferentes!

- Pensemos en estos comentarios cotidianos: "Chicos a ver quién come más rápido ", "Tu hermano te está ganando". Estos comentarios lo único que hacen es compararlos, así como promover la rivalidad y la competencia entre ellos. Cada niño tiene su ritmo, es importante que lo respetemos.

- Es muy necesario que podamos tener tiempo a solas con cada uno de nuestros hijos. A veces, en la acelerada rutina de hoy, es complicado hacerlo pero el esfuerzo realmente vale la pena ya que los reafirma en el hecho de que cada uno tiene y tendrá siempre su propio lugar en nuestras mentes y en nuestros corazones. Esto los tranquiliza y les da mucha seguridad.

Finalmente, tengamos en cuenta que es natural sentir celos, rivalidad, rabia, etc... en determinados momentos de la vida. Por ello, la mejor manera de ayudar a nuestros hijos a transitar por estos sentimientos es acogiéndolos y escuchándolos con calidez y empatía.


Minosha Casabonne 
Psicóloga - Psicoterapeuta
Miembro fundador de Espacio. Para Padres 

martes, 15 de abril de 2014

Cada cosa a su tiempo


Se han encontrado alguna vez mirando a su bebé y preguntándose, “¿cuándo empezará a (gatear/caminar/hablar, etc.)…?” o “¿cuándo dejará de (despertarse por la noche/ usar pañal/ llorar por todo, etc.)…?”. En algunos casos, estas preguntas de los padres podrían reflejar no solo ilusión sino, también, preocupación por saber si su niño se está desarrollando adecuadamente dentro en una suerte de carrera de comparaciones en la cual quien tiene al hijo que hace algo antes que otro gana. Pero ¿qué es lo que se gana? Y, sobre todo, ¿quién gana?
Si bien existen tablas y rangos que indican cuál es el momento esperable para alcanzar ciertos hitos del desarrollo, no se trata de algo rígido ya que dependerá del grado de maduración física, neurológica o emocional de cada niño. Por ejemplo, en una misma familia un hijo puede empezar a caminar antes de lo que lo
Imagen de guiainfantil
hizo su hermana y, sin embargo, tardar un poco más que ella en hablar. Esto no hace que uno sea mejor o peor que el otro.
Cada niño tiene un ritmo único y particular que es importante respetar. En el mundo de hoy, donde parece que todo va muy rápido hay quienes piensan que se tiene que “estimular” a los bebés o niños con ejercicios o técnicas especiales para que logren cosas, incluso, antes de estar madurativamente listos. Ello podría llevar al niño a frustrarse si no logra lo que se espera de él y hasta crecer sintiendo que no es suficientemente bueno.
Si estamos atentos será nuestro hijo, el protagonista principal de su desarrollo, quien nos vaya ayudando a entender cuándo o si está listo para hacer algo. De hecho, muchas veces, si nos permitimos observar, escuchar, y acompañar nos sorprenderemos de lo mucho que los niños aprenden solos gracias al dinamismo interno que los impulsa hacia el crecimiento en todos sus aspectos. Un entorno de amor, seguridad y confianza son suficientes estímulos para un niño. Lograr algo antes de tiempo no necesariamente es lo mejor. Cada cosa tiene su tiempo.

Marian Alvarez-Calderón
Psicóloga Clínica – Máster en Trabajo Clínico y Salud Mental
Miembro fundador de Acunnare Espacio para Padres

jueves, 10 de abril de 2014

¿Lo querré igual?

Imagen de Evolución y Neurociencias
Cuando están a la espera de su segundo hijo, muchos papas y mamás se preguntan "¿podré quererlo igual que al primero?", "¿podré sentir lo mismo que siento por el otro?", "es imposible sentir algo igual".

Al nacer nuestro primer hijo nos sentimos totalmente enamoradas de él, todo nos sorprende, nos parecen fantásticos sus logros, su personalidad, su picardía; tanto que nos resulta inimaginable poder sentir algo igual por alguien más. 

Las personas, algunas veces tendemos a pensar que las cosas tienen que ser iguales.  Es como si nos costara imaginar que cada experiencia es distinta, que nos llega en momentos diferentes de la vida y que una vivencia nunca es igual a la anterior. En algunos casos nuestra mente hace una extraña ecuación que dice así: “Si no es igual es peor”. Sin embargo, lo cierto es que diferente no es mejor ni peor es ¡únicamente diferente! Las personas somos todas distintas, llegamos al mundo con una carga genética y un carácter predeterminado desde la concepción, nos relacionamos y sentimos la vida de manera distinta. De la misma manera, lo que nos genere cada hijo será distinto y nuestra manera de relacionarnos con ellos también lo será, nunca será igual.

Con nuestro primer hijo descubrimos una forma de amar que era desconocida hasta ese momento. Lo mismo sucede con el segundo y con el tercero.... Quizá una de las cosas más maravillosas que este camino de la maternidad / paternidad nos enseña es cuán inimaginablemente grande puede ser el corazón y cuántos colores puede tener el amor.

Minosha Casabonne
Psicóloga - Psicoterapeuta

Miembro fundador de Acunnare Espacio para Padres