Hay momentos en
los que parece que nada de lo que hacemos o decimos funciona. Nos podemos
quedar con la sensación de que estamos tan perdidos respecto a qué hacer con
nuestro hijo como cuando recién nació y llegamos a casa del hospital. A veces
podemos sentir que otros padres tienen la fórmula mágica para que su niño
duerma toda la noche, o coma bien, no haga pataletas o (escoja ud su
dificultad). Hay momentos en los que nos frustramos, molestamos o perdemos la
paciencia porque pensamos que los chicos hacen las cosas por engreídos,
manipuladores, malcriados. Hay momentos en los que nuestros hijos no nos caen
muy bien. Lo cierto es que estos son algunos momentos por los que muchos
padres pasan.
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Hay otros
momentos en los que nos sorprendemos por nuestra fuerza y capacidad para ir a
trabajar a pesar de tener tantas noches sin dormir de corrido; que logramos
entender el sentido que tiene leer el mismo cuento todas las noches durante dos
semanas (o más)…y lo volvemos a leer con entusiasmo; que encontramos en
nosotros la convicción suficiente para que al poner un límite podamos
transmitir tranquilidad y firmeza en lugar de duda y culpa… que recordamos que
cantarles tal canción ayuda a que duerman mejor, o que entendemos que no pasa
nada si hay un día en que solo quieren comer melocotones. Hay muchos momentos
en los que disfrutamos con nuestros hijos, que nos podemos reír de sus
travesuras, que sentimos que el amor por ellos es tan grande no nos cabe en el
cuerpo.
Hay momentos en
que nos damos cuenta de que cada día es un aprendizaje para nosotros como mamás
y papás (y para los niños como hijos y personas), que cada día sabemos un poco
más que el día anterior y que lo importante es no seguir intentando ser
perfectos y tener hijos perfectos sino hacer lo mejor que podemos. Nuestros
hijos aprenden mucho en el vínculo con nosotros. Gracias a nuestras equivocaciones
entienden que ellos también se pueden equivocar; aprenden que uno puede estar
molesto con el otro pero que eso no significa que dejamos de quererlo; que se
puede discutir pero luego se puede hablar...No hay una fórmula para ser padres,
cada etapa del desarrollo de nuestros hijos y cada hijo nos traerá diferentes
retos. Habrá momentos donde las cosas fluirán con tranquilidad y otros momentos
donde habrá, quizás, turbulencia.
Así que
paciencia, son los diferentes momentos que vivimos en esta aventura de ser
padres…Confiemos en nosotros, y confiemos en nuestros hijos.
Mg. Marian Alvarez-Calderón
Psicóloga Clínica – Máster en Trabajo Clínico y Salud Mental
Miembro fundador de Acunnare Espacio para Padres
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