martes, 7 de octubre de 2014

Las vacaciones y los límites

Muchos niños están de vacaciones y puede que algunas familias decidan aprovechar estos días para salir de la ciudad. Qué necesario resulta darse estos espacios en donde las rutinas cambian un poco, se pasa más tiempo juntos, hay otras actividades en las cuales disfrutar, relajarse…
 
Pero ¿qué pasa cuando se acaban las vacaciones? Hay padres que se preguntan por qué a sus hijos les cuesta retomar las rutinas, dormir toda la noche, no pasarse a su cama, comer como antes, despertarse temprano, etc. Pensemos en lo que pasa durante las vacaciones: las horas de comer quizás varían un poco, la comida es diferente, la hora de dormir puede extenderse algunas veces, se comparte cuarto y, quizás, la cama con los padres, entre otras cosas.

Si tenemos en cuenta que volver a la rutina de trabajo y demás actividades pueden ser difíciles para algunos adultos al acabar las vacaciones, tiene sentido que para los niños también lo sean. Los niños, por lo general, no son quienes deciden acerca de los cambios, ellos deben aceptarlos y acomodarse (o no). ¿Cómo ayudarlos, entonces, a que volver a la rutina no sea tan trabajoso? Una idea que podría servir es que si vamos a compartir el cuarto pedir una cama extra para los niños. Y si son muy chiquitos, un colchón en el piso rodeado de almohadas puede funcionar bien. Esto mantiene un cierto límite que ya viene desde la casa.

Imagen de vidayfamilia.univision.com

Pensemos en lo confuso que puede ser para un niño que siempre duerme en su cuarto y en su cama que de pronto se va de viaje o de paseo y duerme en el mismo cuarto o en la misma cama que sus papás. Lo más probable es que al volver a casa quiera seguir haciéndolo. Y si se pasó el viaje comiendo papas fritas, o durmiendo tarde quizás quiera seguir igual. Por ello lo importante es que, si se pueden mantener ciertos límites, que se mantengan sabiendo que tampoco se trata de ser rígidos e inflexibles.


Lo que ayuda a los niños es que se les explique que en el viaje algunas cosas son diferentes, pero al volver a casa siguen teniendo su cama, su cuarto, vuelven al colegio, y volverán a comer algo más que papas fritas... Nuestras palabras le permiten a los niños entender poco a poco lo que pasa, para que nuestros actos no los dejen con la sensación de que “ahora sí y ahora no”. Cuando los límites no son muy claros ni consistentes generan inseguridad y necesidad de ser puestos a prueba una y otra vez. Por ello, si hay excepciones (y esto aplica no solo para las vacaciones) mencionarlas para que se sepa que son excepciones y no nuevas reglas de juego. Por lo demás, a disfrutar que luego de las vacaciones con paciencia y buen humor las rutinas, poco a poco, volverán a su lugar.      

  

Mg. Marian Alvarez-Calderón
Psicóloga Clínica – Máster en Trabajo Clínico y Salud Mental

Miembro fundador de Acunnare Espacio para Padres

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