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Estimulación prenatal, estimulación temprana, clases
de música, natación, fútbol, ballet, terapias, clases, clases, y más clases...
Esta es la vida de nuestros niños de hoy. Últimamente parece que la infancia se
ha convertido en una carrera sin fin, donde nuestros hijos ya no tienen tiempo
de ser niños, de jugar, de aburrirse y de pasar tiempo en casa.
Lo que quizá estamos perdiendo de vista es que el
desarrollo tiene un ritmo natural, y en esta vorágine de exigencias y clases,
estamos forzando a nuestros niños a lograr cosas antes de que estén listos.
¿Por qué los padres estamos poniendo tan por delante el desarrollo cognitivo,
restándole importancia al mundo emocional y afectivo? ¿Acaso la capacidad de
disfrutar, de establecer vínculos saludables, de amar-se y de crear se aprenden
en clases? Definitivamente no.
Detengámonos un poco, hagamos un alto a la carrera y
pasemos tiempo juntos, confiemos en nuestros hijos y en nosotros como padres.
Ninguna clase les va a enseñar lo que nuestra presencia amorosa y calmada les
enseña, eso es seguro. Nadie les va a enseñar sobre creatividad como lo hará la
experiencia de aburrirse, ya que del aburrimiento surge la creatividad, una
herramienta fundamental para enfrentarse a la vida. Nada les va a enseñar
acerca sí mismos, de su mundo interno y de sus capacidades como lo hará el
tiempo de juego. Y finalmente, no hay nada que les inculcará el placer por
aprender como lo puede hacer la mirada amorosa y paciente de sus padres.
Minosha Casabonne
Psicóloga - Psicoterapeuta
Miembro Fundador de Acunnare. Espacio para Padres
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