La niñez es un
momento en el que se aprende mucho acerca de muchas cosas: del mundo y sus
colores, sabores, texturas, olores; de los otros en la forma cómo se relacionan
con nosotros, y nosotros con ellos, cómo son, se sienten y nos hacen sentir,
cuáles son sus reglas y libertades; de nosotros en nuestras habilidades,
capacidades, posibilidades, deseos, frustraciones…y más. La labor de los padres
es acompañar a sus hijos en este viaje que por momentos puede ser más o menos
fluido. Implica permitirles tener la ilusión de ser omnipotentes y que todo es
de ellos, para luego ir mostrándoles, poco a poco, que en el mundo hay ciertas
reglas que ir aprendiendo para poder convivir con los demás.
Este camino de
crecer supone ir aceptando que uno no tiene todo el poder para hacer y
conseguir lo que se quiere, que uno tiene ciertos impulsos que hay que aprender
a regular, que hay formas de comunicar lo que queremos y cómo nos sentimos…y
esto es algo que puede ser un reto no solo para los chicos sino también para
los grandes!! Habría que pensar, entonces, cómo ayudar a que este proceso pueda
vivirse con alegría, curiosidad y disfrute, y no esté cargado de tantas dudas,
culpas y/o exigencias.
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Pensemos, por
ejemplo, en la forma en que nos vinculamos con nuestros hijos. ¿Cómo nos
sentimos cuando estamos con ellos? ¿Cómo nos sentimos nosotros como padres?
¿Cómo sentimos que es nuestra relación con ellos? Es importante hacerse estas
preguntas de cuando en cuando porque son una oportunidad de reflexionar si hay
cosas que creemos que están funcionando de manera armoniosa, o si quizás podrían
hacerse de otra manera… Si la forma en que miramos a nuestros hijos tiene que
ver con nuestras propias expectativas o deseos de cómo deben ser o hacer; o si
los estamos pudiendo ver en su propia individualidad, con sus ritmos,
intereses, capacidades, habilidades y deseos particulares.
Quizás el poder
detenernos de cuando en cuando y pensar en todo esto nos permita encontrar
nuevas formas de mirar, de acoger, de escuchar, de entender, de comunicar…y
podría ayudar a enriquecer nuestra relación no solo con nuestros hijos, sino
con nosotros mismos y con los demás.
Mg. Marian Alvarez-Calderón
Psicóloga Clínica – Máster en Trabajo Clínico y Salud
Mental
Miembro fundador de Acunnare Espacio para Padres