Imagen de |
Seamos cautelosos cuando saludemos a los niños, no nos
acerquemos bruscamente a besarlos, tocarlos, ni mucho menos les exijamos que
nos den un beso si ellos no quieren. Muchas veces los adultos pensamos, equivocadamente, que tenemos derechos sobre nuestros pequeños que realmente no
tenemos y los invadimos con nuestros abrazos, besos y caricias sin respetar
ningún tipo de límite.
Los niños se pueden sentir intimidados e invadidos por
estos acercamientos que para ellos (y quizá con mucha razón) pertenecen al orden
de las relaciones afectivamente más cercanas o íntimas.
La próxima vez que saludemos a un niño tratemos de contener
nuestro impulso a besarlo o a pedirle un beso, más bien intentemos un
"¿cómo estás?" interesado y una mirada cariñosa, eso es más que suficiente.
Minosha Casabonne
Psicóloga- Psicoterapeuta
Acunnare. Espacio para Padres
No hay comentarios:
Publicar un comentario