lunes, 23 de febrero de 2015

¿UN CLICHÉ?


Una mamá nos cuenta:
Fui con mi hijo a comprarle sus útiles escolares y una mochila nueva para este año. También le compré algunas cosas para pintar que me pidió.

Mientras salíamos de la tienda con todas las cosas pensé en decirle la típica frase cliché : “Amor, ¿qué se dice?” pero por alguna razón preferí esperar. A los pocos segundos mi hijo me agarra la mano y me dice : “ Mami, muchas gracias por todo lo que me has comprado, estoy feliz con mis cosas".

En ese momento me di cuenta que valió la pena aguantarme las ganas de reclamarle su agradecimiento y esperar un poco. Me emocionó mucho recibir su agradecimiento sincero y genuino. Pensé de cuánto nos hubiéramos perdido los dos si hubiera seguido con el típico: “¿Qué se dice?"

Imagen de www.maizoritos.com
El agradecimiento DE VERDAD no se aprende con la buena educación y las frases clichés, éste se vive dentro de un vínculo de amor incondicional con los padres que le hace sentir al niño una sensación positiva acerca de sí mismo y del mundo en general, que es valorado y portador de cosas buenas. El agradecimiento puede ser un sentimiento profundo hacia otra persona y hacia la vida, o bien se puede convertir en un cliché, despojado de afecto y sentido, convirtiéndose en algo que se dice "de la boca para afuera". Por supuesto, que parte de nuestra labor como padres es educar y socializar a nuestros niños, enseñarles a decir por favor y gracias, sin embargo, vale la pena que nos detengamos a pensar ¿cómo es nuestro vínculo con ellos? porque solamente será a partir de éste que los sentimientos cobrarán una dimensión genuina.

Minosha Casabonne
Psicóloga - Psicoterapeuta
Acunnare. Espacio para Padres

martes, 10 de febrero de 2015

Volver a clases

Imagen de siempremujer.com
Estamos a pocas semanas del final de las vacaciones. Esto afecta a padres e hijos de diferentes maneras. Por un lado, pensemos en los padres. Muchos estarán (pre)ocupados con la compra de uniformes, útiles, organizando movilidades, etc… Algunos estarán respirando aliviados porque sus chicos vuelven a la rutina del nido o del colegio y no tendrán la inquietud por tenerlos tanto en casa, por buscarles actividades, clases o talleres que los entretengan y los hagan “aprovechar” el tiempo libre. Otros padres quizás sentirán pena porque esta vuelta a la rutina significa que el tiempo extra que podían pasar con sus hijos acabó por ahora.

De otra parte, están nuestros hijos. Hay niños que puede que ya tengan ganas de volver a clases porque eso significa volver a ver a muchos de sus amigos, a profesores o profesoras, porque disfrutan de las diferentes actividades que tienen en el nido o colegio, porque disfrutan de aprender…Cambiar de año académico, también, significa que son más grandes y eso para muchos es algo emocionante. Por otro lado, habrá niños que estarán deseando que las vacaciones no acaben porque volver a clases les resulta pesado, están llenos de actividades, de horas de clases que parecen interminables, sienten que las tareas son difíciles, tienen compañeros o compañeras fastidiosos o profesores poco empáticos…

Volver a clases significa inevitablemente un cambio para grandes y chicos. ¿Cómo ayudar, entonces, a que fluya con tranquilidad? Hablemos con nuestros hijos y preguntémosles cómo se sienten. Acojamos lo que nos dicen entendiendo que aunque sean niños lo que les pasa es grande e importante. Si hay cambios que hacer en algunas rutinas empezar a hablar de ellos para que sean mejor recibidos. Por ejemplo, los horarios de acostarse y levantarse suelen tener que reacomodarse. Se puede ir retrocediendo en la hora de dormir poco a poco hasta llegar al horario que les permita a los chicos descansar lo suficiente para levantarse con el tiempo necesario para alistarse sin prisas. Cada familia irá haciendo los diferentes ajustes que sean necesarios.

Lo que no hay que olvidar es que las vacaciones son importantes para que los chicos puedan descansar, jugar, aburrirse, disfrutar de actividades de ocio y así recargarse para que al inicio de clases no lleguen cansados o sin ganas sintiendo que la exigencia no tiene cuándo acabar.

El tiempo desocupado no es un vacío que debe llenarse. Es lo que te permite reordenar de una manera creativa las demás cosas que están en tu mente.”  (Carl Honoré)
                                                                       
Mg. Marian Alvarez-Calderón
Psicóloga Clínica – Máster en Trabajo Clínico y Salud Mental

Miembro fundador de Acunnare Espacio para Padres

jueves, 5 de febrero de 2015

"Voy a pensarlo"


En estos tiempos en que todo es inmediato, donde lo que se valora son las metas y no los procesos, "pensar" pareciera un asunto del pasado. Sin embargo, la crianza de nuestros hijos nos enfrenta a muchas dudas e incertidumbres que necesitan, inevitablemente, de un tiempo para ser pensadas. Aunque a veces quisiéramos tener todas las respuestas, reconocer que muchas veces "no sabemos" y contener nuestro impulso a responder inmediatamente (aunque por momentos sea difícil), nos permite a los padres vivir la crianza de nuestros hijos con mayor libertad. Los niños no necesitan padres sabelotodos que siempre tienen la respuesta a sus preguntas y que no se equivocan nunca, muchas veces decir "voy a pensarlo" o "no lo sé" es la mejor respuesta que les podemos dar. Ellos agradecen que nos tomemos el tiempo de pensarlos aunque eso signifique esperar un poco.

Minosha Casabonne
Psicóloga / Psicoterapeuta

Acunnare. Espacio para Padres