Niño: “¿Mami
quieres jugar conmigo?”
Mamá: “Un ratito
hijito…estoy ocupada, ya voy”. Sigue hablando por teléfono.
Pasa un rato.
Niño: “¿Mami
quieres jugar conmigo?”
Mamá: “Gordo te
he dicho que en un ratito…”. Está revisando correos.
Pasa más rato.
Niño:
“¡¡¡Mamáaaaaa ya pues!!!! ¿Cuándo vas a venir?”
Mamá: “¡¡¡Ya
voy!!” Está pensando que su hijo es un desesperado pero ella sigue ocupada.
Luego de un
rato…
Mamá: “Fulanito
ya nos tenemos que ir, apúrate”.
Niño: “Un
ratito…estoy ocupado…”
Mamá: “¿Qué?
¡¿Apúrate!!!” Por fin se acerca a su hijo que está concentrado en su juego, lo
levanta y le dice que ya se tienen que ir. El niño se pone a llorar. La mamá se
está preguntando qué le pasa a su hijo. No entiende.
Los adultos
suelen tener muchas cosas qué hacer y, algunas veces, les parece que son tan
urgentes e importantes que no pueden esperar “un ratito”. Ocurre entonces que luego
no entienden qué pasa con sus hijos cuando les piden algo y estos no hacen caso
o les responden con las mismas palabras de los adultos. Recordemos que los
niños aprenden a partir de lo que observan en sus padres y adultos
significativos, así como de lo que viven en el vínculo con ellos (por ello es un tema que repetimos con tanta frecuencia). Si la mayoría de veces que
los niños piden algo de sus padres la respuesta es “un ratito” y ese “ratito” no es chiquito sino
largo o inacabable entonces no es de sorprender que luego los chicos se demoren
también en hacer lo que se les pide: estar listos para salir, ir a comer, a
bañarse, a ordenar sus juguetes, etc.
Cada niño (¡¡y
cada adulto!!) tiene sus propios ritmos para hacer las cosas. Algunos podrían
necesitar un poco más de tiempo que otros para hacer algo que les pedimos.
Aunque esto es algo a tener en cuenta siempre, pensemos en lo importante y
necesaria que es la coherencia entre lo que hacemos y decimos. Si a un niño se
le dice “luego”, “después”, “más tarde” o “en un ratito” que se cumpla. Puede
que por ser chiquitos no tengan una noción clara del tiempo pero sí se dan
cuenta de que los ratitos no son eternos, “ya pues mamáaaaaa!!!”
Mg. Marian Alvarez-Calderón
Psicóloga Clínica – Máster en Trabajo Clínico y Salud
Mental
Miembro fundador de Acunnare Espacio para Padres
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