martes, 17 de junio de 2014

¿Vamos al parque? Ensuciarse, aprender, disfrutar…

Hace años la mayoría de personas contaba con un jardín en su casa en donde podían jugar los niños. En la actualidad, muchas personas viven en departamentos con más a menos espacio. Esto supone que, en muchos casos, ya no se cuenta con un jardín propio o una terraza para jugar. Afortunadamente, existen muchos parques a los que se puede acudir, algunos con juegos y otros no.
Es interesante observar a los niños en los parques. Si hay juegos, muchos están ahí. Los juegos como columpios, toboganes o circuitos donde se pueden colgar de barras, atravesar túneles, resbalarse y más les permiten explorar sus habilidades y fortalezas físicas, su equilibrio, sus miedos, su capacidad y deseo de compartir o esperar a su turno, entre otras cosas. Hay niños que prueban una y otra vez las barras, por ejemplo. A veces piden ayuda de un adulto para pasar de un lado al otro y hay momentos en los que, para su satisfacción, logran hacerlo solos. Pero se trata de hacer un esfuerzo, de frustrarse, de volver a intentar, de caerse y pedir ayuda o de decir, “yo solito puedo”, de “no puedo (¿aún?)”, o de “por hoy ya me cansé, jugaré otra cosa”…

Imagen de Guia infantil
De otro lado, están los niños que hacen otro tipo de juegos. Corren, saltan, trepan árboles, buscan chanchitos, juegan con la tierra escarbando, haciendo tortas de barro, huelen las flores, quieren arrancar las flores, descubren piedritas de formas interesantes, juegan con pelotas, saltan la soga, enfin…los niños pueden ser muy creativos. No necesitan tener “algo” que usar, eso es opcional. Pueden llevar muñecos, pelotas, bicicletas, scooters, patines, un picnic, baldes y palas…o pueden bastarse ellos mismos, con sus brazos, sus piernas y ganas de explorar y divertirse.
Muchos niños conocen otros niños en los parques que pueden ser de diferentes edades. Puede ser un lugar donde socializar, donde aprender otros juegos, donde inventar otros juegos, donde correr y cansarse, donde descubrir olores, texturas, colores, sensaciones, emociones…
Qué es lo que se necesita? Ropa cómoda, ganas de divertirse y tolerancia a poderse ensuciar un poco. Lo bueno es que somos cien por ciento lavables…


¿Por qué es importante que los niños salgan a jugar? ¡¡Por todo lo anterior y más!!!

Marian Alvarez-Calderón
Psicóloga Clínica - Máster en Trabajo Clínico y Salud Mental 
Miembro fundador de Acunnare. Espacio para Padres

miércoles, 4 de junio de 2014

Vivencias que dejan huella


"No se pega","no se grita", "no se miente", "ordena tus juegues", "trata con respeto a las personas", "espera tu turno", "no seas impulsivo", "tienes que ser tolerante", "trata bien a tu hermano". Los valores que tanto les tratamos de transmitir a nuestros hijos van mucho más allá de las palabras, de poco sirve decirle a un niño que no se grita si en la casa los padres gritan, difícilmente tratará con respeto a las personas si no vive el respeto en casa con y entre sus padres, no funciona decirle que tiene que aprender a tolerar sus impulsos si vé que papá y mamá no toleran los suyos.... Los valores que tanto queremos inculcarles a nuestros hijos solo es posible que los aprendan con el ejemplo, es decir, viviéndolos dentro del vínculo con sus padres. A veces pensamos que para que un niño aprenda a respetar, tenemos que explicarle, leerle cuentos, repetírselo una y mil veces. En realidad las cosas son bastante más simples y a la vez no tanto, porque implica que los padres podamos mirarnos a nosotros mismos y preguntarnos ¿estamos siendo realmente coherentes con lo que les queremos inculcar a nuestros hijos? Quizá esta pregunta tendría que acompañarnos siempre mientras recorremos el camino de la crianza. Los aprendizajes más profundos de la vida, para bien o para mal, van mucho más allá de las palabras, pasan por la vivencia, por el ejemplo.

Minosha Casabonne
Psicóloga - Psicoterapeuta 
Miembro Fundador de Acunnare. Espacio para Padres